Derrumbe en la cancha y en las tablas

El Estadio de Boca Junior la Bombonera
Estadio de Boca Juniors, La Bombonera, el día de la presentación de Leandro Paredes como jugador de Boca Juniors. (Crédito de la imagen: IMAGO / TT)

Otra vez quedan expuestas las fragilidades defensivas de Boca, con su arquero como principal protagonista: fallas en las salidas, como en el segundo gol recibido tras una pelota que picó en el área chica, y una falta de coordinación con Lautaro Blanco en el penal concedido a Defensa y Justicia, que terminó en la primera conquista del conjunto local. A esto se añade la imprecisión de Milton Giménez, quien desperdició tres ocasiones claras de gol. Y pese a haber generado un penal, el ingreso de Ander Herrera no aportó soluciones. Todo ello invita a cuestionar si el plantel de Boca es realmente tan numeroso y de jerarquía como lo había asegurado Riquelme meses atrás. La imagen que refleja eso era un banco de los xeneixes plagado de jugadores de corte defensivo como Martegani, Fabra y Advíncula

Mucho Paredes para este Boca. Esa es la conclusión tras ver las señales del campeón del mundo: correr de inmediato a buscar la pelota luego de igualar con su penal o descargar su bronca golpeando el césped en la última acción del encuentro, expresiones que evidencian la impotencia de formar parte de un equipo sin engranaje colectivo ni figuras individuales que marquen la diferencia. Boca acabó cediendo el partido en una acción originada por una falta del capitán, forzada tras una pelota que Alarcón había desperdiciado de manera insólita.

Boca parece entrar en una nueva crisis tras encadenar tres partidos sin ganar. El equipo retrocede en la tabla de su zona, compromete su pase a la siguiente instancia y, en la clasificación anual, el ingreso a la Copa Libertadores comienza a alejarse. En lo futbolístico, cuando se insinuaba una etapa de crecimiento, quedaron en el pasado la seguidilla de victorias y aquel empate frente a Central que sugería una mejora. Hoy vuelven a evidenciarse las falencias defensivas, los nombres en el mediocampo resultan sorpresivos y el bajo nivel de los atacantes se vuelve imposible de revertir.