Japón demostró su superioridad en un partido clave, dejando a Chile en una situación delicada de cara a su clasificación. La actuación estelar del portero Sebastián Mella evitó una goleada.
En un encuentro que prometía emociones, Japón, que llegaba como favorito tras su contundente victoria ante Egipto y un historial impecable en la previa del mundial, no defraudó. Las dudas que rodeaban a la selección chilena de Nico Córdova solo aumentaron la presión sobre el equipo, anticipando un desafío monumental.
Desde el pitido inicial, los "Samuráis Azules" exhibieron un control absoluto del juego. A pesar de ceder la posesión del balón, su estrategia de juego directo, velocidad y un físico imponente se tradujeron en constantes amenazas para la retaguardia chilena.
El primer tiempo culminó sin goles, un resultado que se debió en gran parte a la brillante actuación del arquero de Huachipato. El guardameta se erigió como la figura del encuentro al atajar un penal crucial a Takaoka en el minuto 35, manteniendo a Chile con vida.
En la segunda mitad, Japón mantuvo su enfoque, permitiendo a Chile intentar tomar la iniciativa. Sin embargo, las carencias en la comunicación y el entendimiento entre el mediocampo y la delantera de La Roja se hicieron evidentes. Juan Francisco Rossel apenas tuvo oportunidades claras, mientras que Lautaro Millán, una incorporación reciente al equipo, mostró dificultades para adaptarse completamente al esquema de juego.
Chile sigue sufriendo la ausencia de un "9" clásico, dependiendo en exceso de mediocampistas con llegada al gol o de delanteros escurridizos. La falta de peso ofensivo impidieron que Chile pudiera hacerle daño al conjunto asiático.
Ahora, Chile se enfrenta a un partido decisivo contra Egipto, donde se jugará su pclasificación. La Roja necesita mejorar en ofensiva si quiere mantener vivo el sueño mundialista.
