México saltó a la cancha para enfrentar a Chile, el anfitrión del torneo, que tuvo de su lado el reglamento para disputar los octavos de final.
Los primeros minutos fueron de ida y vuelta para ambas escuadras. La Roja presionó con un disparo al borde del área de Lautaro Millán, pero Emmanuel Ochoa logró apagar el grito de gol con una gran atajada.
Desde la banca, el técnico Eduardo Arce pidió una revisión del VAR con la famosa tarjeta verde; sin embargo, tras revisar la jugada, el árbitro portugués Pinheiro negó el penal que pedía el Tricolor.
El arco se abrió para la Selección Azteca tras un cambio de juego largo. La "Joya", Gilberto Mora, bajó el balón con clase y lo dejó servido en bandeja de plata para Tahiel Jiménez, delantero de Santos Laguna, quien no dudó en disparar al arco y poner a México 1-0.
La segunda parte fue un reflejo de los primeros 45 minutos: intensidad y llegadas por parte de ambos equipos. Chile hizo uso
de la tarjeta verde para pedir otra revisión del VAR. Sin embargo, el árbitro determinó que no hubo mano dentro del área del defensor mexicano.
Con la presión del empate, Chile se fue al ataque. Millán, delantero de Independiente de Argentina, volvió a generar peligro al minuto 50, pero Ochoa respondió con una parada espectacular.
La insistencia de La Roja era constante, obligando al arquero mexicano a emplearse a fondo en varias ocasiones para mantener su arco en cero.
Cuando parecía que Chile dominaba las acciones del partido, apareció Iker Fimbres, jugador de Monterrey, para sacar un potente disparo cruzado. El esfuerzo del portero chileno fue inútil: el balón terminó en el fondo de las redes y México aumentó la ventaja a 2-0.
Con el marcador a favor y pensando ya en los cuartos de final, el timonel mexicano sustituyó a Gilberto Mora por Hugo Camberos al minuto 77. Un minuto después, tras un mal despeje de la zaga chilena, Camberos marcó el tercero de la noche, dándole tranquilidad al TRI.
México tomó completo control del partido y, como si fuera poco, Camberos volvió a hacerse presente para firmar su doblete y colocar el "cuarto clavo del ataúd".
A pesar del abultado marcador, Chile no bajó los brazos y vendió cara la derrota. En los minutos finales, Juan Rossel marcó el gol del honor tras una asistencia de Millán, sellando el definitivo 4-1.
El árbitro portugués agregó cinco minutos más, que resultaron innecesarios para decretar la clasificación de México a los cuartos de final.
