Paraguay cerró su gira por Asia con una derrota ante Corea del Sur por 2-0, en un amistoso duro que expuso fragilidades y dejó lecciones para Gustavo Alfaro y su plantel rumbo al Mundial 2026. El marcador reflejó más que un simple resultado: demostró diferencias de ritmo y eficacia entre el local y la Albirroja.
El inicio fue clave y escribió el devenir. Apenas a los 15 minutos, un error defensivo de Junior Alonso al intentar despejar un centro le permitió a Eom Ji-sung quedar solo frente al arco y definir con frialdad para poner el 1-0. El partido se ponía cuesta arriba muy temprano.
Corea intensificó su dominio: controló el mediocampo, presionó alto y no dio tregua a los volantes paraguayos para generar conexiones claras con sus delanteros. La Albirroja, que venía de un empate ante Japón, no consiguió afirmarse y perdió protagonismo.
En el segundo tiempo, Paraguay buscó reaccionar, pero Corea siguió manejando los mejores momentos. La zaga guaraní sufrió en los repliegues y las transiciones rápidas del rival eran una constante amenaza. En el minuto 75, Oh Hyeon-gyu anotó el segundo gol para los locales en un contragolpe bien ejecutado, con Paraguay desbordado defensivamente. Esa diferencia fue suficiente para cerrar el partido.
Paraguay dio señales de vida en algún tramo: un remate desviado de Diego Gonzalez y jugadas colectivas que rozaron el arco rival, pero faltó verticalidad y claridad en la definición. El partido dejó expuesta la carga acumulada de la gira, la necesidad de rotación, y algunos ajustes urgentes en defensa que Alfaro deberá corregir.
La derrota duele, pero no borra las enseñanzas del recorrido: Paraguay salió a competir, mostró actitud y ambición. Ahora será tarea del cuerpo técnico transformar esta experiencia en crecimiento y certeza. Alfaro tendrá tiempo de ajustar piezas, recuperar energías y consolidar a un equipo que debe llegar afinado para los desafíos que vienen.
