Un tricampeonato no se conquista, se esculpe. Cada triunfo anterior es el cincel que pule la ambición y templa el carácter. Este nuevo logro de Universitario de Deportes no solo inscribe su nombre en la historia sino que reafirma una identidad: La de un equipo que aprendió a convivir con la exigencia y a transformar la presión en su combustible.
Desde el inicio del campeonato, este equipo mostró esa mezcla de solidez, contundencia y hambre de gloria que distingue a los grandes. No lo pudieron afectar ni el cambio de técnico -comenzó la temporada con Fabián Bustos y lo reemplazó Jorge Fossati- ni una pequeña racha negativa de derrotas en el Apertura, ni la doble competencia que tuvo hasta mitad de año cuando logró meterse a octavos de final de la Libertadores.
No tuvo once, sino más de veintidós titulares. Al que le tocó siempre respondió y al que no, apoyó desde el banco o desde afuera de la mejor manera. La marca registrada fue el colectivo, que terminó siendo la principal figura de los de Ate y potenció a varios jugadores que deben haber tenido la mejor temporada de sus carreras. Williams Riveros se convirtió en el estandarte y la zona de segura en defensa. Jairo Concha, aunque con un leve bajón en la recta final, hizo lo que tanto se le pidió anteriormente: Sostener su juego en toda la campaña. Alex Valera fue el jugador más influyente por quinto año consecutivo, acumuló 17 goles y por si fuera poco marcó el tanto que selló el tricampeonato en el partido ante ADT. Los dos refuerzos de mitad de año, Anderson Santamaría y Jesús Castillo se ganaron el puesto y le dieron un nuevo impulso a su carrera, volviendo en ambos casos a la selección.
El triunfo de ayer en Tarma con remontada incluida solo corrobora lo que era casi una obviedad. La "U" fue el mejor equipo del 2025 en Perú, le sacó diez puntos en el último torneo corto a Cusco, su más cercano perseguidor y quince al mismo rival en el acumulado a falta de tres fechas para cerrar el calendario.
Ganar una vez emociona, hacerlo dos veces convence, pero lograrlo tres veces de manera consecutiva deja huella en la eternidad del fútbol peruano y eso consiguió Universitario en estos tres años, siguiendo los cánones de éxito que estando escritos, no siempre se aplican: Mantuvo una base, no varió la idea de juego al margen de a quien tenía a cargo y tuvo un plantel en el que cada uno entendió su función y labor.
