La vorágine del día a día y el impacto efímero de los resultados ajenos suelen llevar a subestimar a una selección como Alemania. Incluso se llegó a especular con que Eslovaquia podía arrebatarle la clasificación directa, nada menos que en Leipzig. Pero los panzers despejaron cualquier duda con un contundente 6-0, incluida una ráfaga de cuatro goles en apenas 23 minutos del primer tiempo.
Con cinco titulares del Bayern, como en los viejos tiempos, y el aporte determinante de Florián Wirtz, el futbolista del Liverpool volvió a mostrar que, recostado sobre la izquierda y con un equipo que lo abastece, puede ser el verdadero director de orquesta de esta nueva Alemania; algo que en su equipo no siempre logra desplegar.
La Mannschaft mostró solidez defensiva, a la espera del regreso de Rüdiger, y con un Kimmich que vuelve a moverse como mediocampista, mas allá de su rol inicial de marcapunta derecho. El músculo y la recuperación están a cargo de Pavlović y Goretzka. Sané arranca por derecha; Raum tiene libertades por izquierda; y Woltemade no solo funciona como poste de área, como a veces parece en Newcastle, sino que en este equipo se asocia y participa lejos del arco rival. Con Musiala por sumarse y el desequilibrio de Gnabry, los teutones ya se anotan
como protagonistas en el sorteo del Mundial.
Tras la dolorosa y polémica eliminación a manos de España en la última Eurocopa, Alemania vuelve a esta cita mundialista con un plantel más fuerte, más profundo y con la sensación de que aprendió la lección. Con estos nuevos nombres y un estratega como Julian Nagelsmann la idea es recuperar el estilo perdido.
Alemania retoma su legado: una exhibición que revive al gigante europeo
Goleada, autoridad y un funcionamiento que trae recuerdos de la vieja Alemania.
Con Wirtz como figura y un equipo que volvió a tener alma y estructura, los de Nagelsmann empiezan a mostrar que están para mucho más en la cita mundialista.
