El Real Madrid cayó sin atenuantes ante el Manchester City y el sabor que quedó es preocupante: el equipo compitió de a ratos, es cierto, pero volvió a quedar expuesto desde lo táctico. Y cuando eso te pasa en la Champions contra el City de Pep, el final es el de siempre: derrota.
El arranque del Merengue tuvo coherencia, sí. Con Gonzalito parado donde debía estar Mbappé, el Madrid salió a presionar arriba y, en los primeros minutos, incomodó de verdad al City. Esa presión alta mostró las cartas: la idea era pelear el partido en campo ajeno. Pero, como si fuese un mal karma que arrastra el equipo, se fue desarmando, las entre líneas crecieron, y el plan se hizo humo, pareciendo un equipo recién ascendido que visita el Santiago Bernabéu.
Y es justo ahí, en el desorden ajeno, donde Guardiola te liquida. Cerca de los setenta minutos, con una tranquilidad que daba bronca a los madridistas, el DT mandó a la cancha tres cambios de un saque: Marmoush, Savinho y Reijnders adentro por Haaland, Foden y Cherki. Tres variantes a la carga, una clase magistral de autoridad, como diciendo lo tengo controlado.En la vereda de enfrente, el técnico madridista volvió a pifiarle al tiempo. Sus modificaciones no movieron y el equipo se quedó sin libreto.
La humillación se redondeó con la cargada que el club inglés publicó en su cuenta de X en castellano, con ese lapidario “Yo soy tu padre”. El historial de Pep en el Bernabéu ya es de miedo: siete triunfos, sumado al recuerdo nefasto de aquel 2-6 inolvidable.
