“Es su forma de jugar” esgrimen como un estilete dialectico los que defienden a Carlos Zambrano por su injustificable expulsión contra la “U” de Chile. No toman en cuenta que en el preciso momento que el juez le sacaba la tarjeta roja al “león peruano” las posibilidades de Alianza Lima de superar al “Romántico viajero” , y de paso cobrarse una vieja deuda contra “El Chuncho”, se redujeron a la mínima expresión. El futbol es un juego colectivo y competir con uno menos a este nivel supone una desventaja enorme. Seria exagerado afirmar que Alianza hubiese obtenido la victoria con el once completo todo el partido, pero es indiscutible que sus oportunidades hubiesen sido mayores.
No esta discusión la calidad futbolística de Carlos, un patrón casi siempre en la zaga blanquiazul, pero la frecuencia de sus expulsiones es alarmante. Esta es la cuarta ocasión que es echado en el año. Y lo peor es que no parece haber espíritu de enmienda. Una roja inocente en el principio de las semifinales de Copa América contra Chile en Santiago fue gravitante en la derrota de la blanquirroja. Como aquella vez, la falta de anoche fue también contra Charles Aranguiz,
Cerca ya de una carrera llena de éxitos Zambrano puede mirar hacia atrás y sentirse complacido, los títulos lo respaldan. Igual íntimamente uno presume que él tiene que saber que esa lista pudo ser aun mayor si se hubiese evitado alguna falta absurda que dejo a su equipo con un hombre menos.