Historia por hacer. No fue solo una victoria: fue una declaración de carácter, orgullo y talento. Colombia vivió una jornada mágica al vencer 3-2 a España y clasificar a las semifinales de la Copa Mundial Sub-20.
El equipo dirigido por César Torres mostró personalidad para remontar un partido que parecía cuesta arriba. Con este triunfo, la Tricolor volvió a una semifinal mundialista después de 22 años, un logro que refleja el gran nivel futbolístico y la madurez competitiva de este grupo.
La gran figura fue Néiser Villarreal, quien se robó todos los reflectores con un triplete inolvidable. Su instinto goleador, potencia y frialdad frente al arco fueron determinantes para darle vuelta al marcador (que iba 1-2) y dejar a Colombia a un paso de la final. Con sus tres goles, se consolida además como máximo artillero del torneo (5) y enciende la ilusión de todo un país.

“Muy contento por la clasificación, pero todavía no hemos hecho historia, eso será como dijo el profesor si llevamos la copa a Colombia. Venimos por siete partidos al Mundial y ya tenemos cinco”, dijo el goleador al término del partido.
Y agregó: “No podré estar en semifinales por acumulación de tarjetas, pero tenemos jugadores que lo pueden hacer igual o mejor que yo”.
La victoria también tiene un valor simbólico: Colombia se tomó revancha de España, que la había eliminado en cuartos de final (1-0) del Mundial de Emiratos Árabes Unidos 2003. Esta vez, la historia fue distinta y la figura no fue Andrés Iniesta, quien años después se convertiría en una leyenda del fútbol mundial.
Hoy, mientras espera por México o Argentina, el equipo colombiano tiene licencia para soñar.
