Después de 5 años, Chile vuelve a tener un representante en las semifinales de un torneo internacional, con la Universidad de Chile enfrentando a Lanús en la CONMEBOL Sudamericana. Sin embargo, el camino de los Azules está plagado de obstáculos debido a una programación de partidos que podría mermar significativamente su rendimiento.
Mientras el sentido común dictaría un trato especial para el único club chileno en esta instancia, la realidad es otra. Entre su partido contra Alianza Lima y el encuentro con Lanús, la U de Chile solo disputará dos partidos: un empate 1-1 contra La Serena, apenas tres días después del choque con los peruanos, y un partido contra Palestino diez días antes de enfrentar a los argentinos. La situación se agrava con la disputa del Clásico Universitario contra Universidad Católica en la semana entre los partidos de ida y vuelta contra Lanús, lo que significa tres partidos cruciales en solo siete días.
En contraste, Lanús llegará a la ida contra la U con un ritmo de competencia ideal, habiendo disputado cuatro partidos de liga local. Además, el equipo argentino tendrá una semana libre entre los partidos de ida y vuelta de la Sudamericana, permitiéndoles un descanso óptimo para los encuentros más importantes de su temporada.
Esta abismal diferencia en la preparación plantea serias interrogantes: ¿Debería adelantarse el Clásico Universitario? ¿Se debería brindar un mejor apoyo al único representante chileno en copas internacionales? La esperanza es que esta desafortunada programación no afecte el rendimiento de la U de Chile y que el fútbol chileno pueda celebrar la presencia de un equipo en la Final de la CONMEBOL Sudamericana.
