Este diseño de torneos es una prueba de carácter. Y tanto Racing y Estudiantes dieron muestra todo el tiempo de su fuerte personalidad. La Academia con más constancia a lo largo del año, el Pincha para hacerse grande frente a la adversidad en medio del affair Verón-AFA.
Cuando el golpe a la ilusión frente al Flamengo presagiaba un penoso fin de año, el equipo de Costas tomó envión para erigirse finalista. De manera casi consecutiva eliminó a River en un partido que se recordará por mucho tiempo por lo agónico, y a Boca en la misma Bombonera, con las bajas claves de su capitán Santiago Sosa y Martirena.
Racing recuperó ante Boca el gol de Maravilla Martínez, quien no marcaba hacía 15 partidos, y es el arma letal para ser campeón.
La seguridad que le otorgó Facundo Cambeses en el arco y el respaldo de marcadores centrales como Di Cesare, Colombo y García Basso (también podríamos incluir a Pardo y Rojo), hacen de Racing un equipo con enorme solidez.
La influencia de Santiago Sosa en este equipo es determinante. Desde la intuición para saber dónde interceptar, la capacidad para ganar duelos aéreos y su entendimiento del juego. Racing crece desde Sosa.
De repente, Nardoni recuperó su mejor ritmo y junto a Almendra pueden adueñarse del mediocampo.
El poder de fuego de Martínez se vio limitado desde la partida de Salas. Hoy el goleador de la Academia recibe mejor aporte desde los laterales que de los propios extremos. Tanto Martirena o Mura, por el costado derecho, y principalmente Rojas por el costado izquierdo han generado la amplitud que todo buen equipo necesita.

Estudiantes, por otra parte, tiene una historia de decir presente en los momentos cruciales.
El año del Pincha alternó dificultades en lo local --en la tabla anual terminó 15to-- y hasta clasificó a los play off dependiendo de otros resultados en la última fecha. De todas maneras, estuvo a punto de quebrar al Flamengo, futuro campeón de la Libertadores, que tuvo que apelar a las manos de Agustín Rossi para eliminar al equipo de Domínguez en la definición por penales al Pincha.
Enfrentar a Central en Rosario por octavos de final lo estimuló para no aceptar la injusticia de un campeón consagrado en escritorios, y dar el gran golpe sobre la mesa.
Con fórmulas repetidas, centro de Cetré y aparición al gol de Thiago Palacios, pudo ganarle a Central Córdoba en Santiago del Estero y a Gimnasia en un clásico histórico.
La llegada del uruguayo Muslera, con su capacidad para imponerse en el juego aéreo, le aportó una seguridad en el arco de la que carecía.
En el medio, el despliegue de Ascacíbar y la conducción de Medina son puntos muy altos que marcan el rendimiento del equipo.
La vuelta de Guido Carrillo, luego de una suspensión de cuatro fechas, puede darle la presencia en ataque que no pudo mostrar Alario en el clásico.
Párrafo aparte para sus entrenadores, que también supieron sobreponerse a la adversidad en el pasado para luego consagrarse. Costas, subestimado por su particular estilo, ha dado forma a un Racing competitivo pese a que la dirigencia no logró compensar en los fichajes las partidas de Salas y Juanfer Quintero.
Domínguez mantuvo varios contrapuntos con la directiva en medio del fallido desembarco de los capitales privados aportados por el magnate Foster Gillet a principios de año. Cuando el ciclo parecía agotado, el técnico recibió el respaldo de los hinchas para mantenerse en el cargo.
Ambos terminan su contrato a fin de año. Si hay despedida, que sea con un título.

