En el arranque de su gira asiática, la Selección Paraguaya igualó 2-2 ante Japón en un amistoso disputado en el estadio Panasonic Suita. Fue un encuentro atractivo, con momentos de gran fútbol y un equipo guaraní que mostró orden, carácter y una idea de juego cada vez más reconocible bajo la conducción de Gustavo Alfaro.
El partido tuvo ritmo y emociones desde el inicio. Paraguay pegó primero a los 20 minutos, cuando Miguel Almirón definió con clase dentro del área tras una jugada colectiva precisa. Sin embargo, apenas seis minutos después, Kōki Ogawa empató para Japón con un disparo potente desde fuera del área.
En el complemento, la Albirroja volvió a adelantarse gracias a Diego Gómez Amarilla, que aprovechó un rebote en el área para marcar el 2-1 parcial. El equipo paraguayo se mostraba sólido, compacto y con buena circulación, logrando neutralizar por varios tramos el ataque japonés.
Pero en el tiempo añadido, Ayase Ueda apareció de cabeza para decretar el 2-2 definitivo y frustrar el triunfo guaraní. Fue un cierre amargo para Paraguay, que había hecho méritos suficientes para quedarse con la victoria.
En las cifras generales, el duelo fue parejo: Japón tuvo 52 % de posesión y 11 remates (6 al arco), mientras que Paraguay registró 7 disparos, 2 de ellos a puerta. Más allá de los números, el conjunto de Alfaro dejó buenas sensaciones, mostrando intensidad, equilibrio y un funcionamiento más aceitado que en presentaciones anteriores.
El empate, aunque con sabor a poco por el gol recibido sobre la hora, representa un paso adelante para una selección en construcción. Paraguay mostró identidad, compromiso y un mensaje claro: este equipo tiene bases sólidas para competir de igual a igual ante cualquier rival en su camino rumbo al Mundial 2026.
