El Estadio Guadalajara, futura sede del Mundial, fue el escenario donde las selecciones de México y Ecuador se enfrentaron en el segundo partido de la Fecha FIFA de octubre.
El encuentro comenzó con intensidad. Apenas el público tomaba asiento cuando, al minuto 2, una salida errónea de Pablo Vite fue aprovechada por Germán Berterame, quien marcó el 1-0 a favor del Tricolor.
La selección mexicana mostró una cara totalmente distinta respecto al partido anterior ante Colombia. En los primeros 10 minutos, Hirving “Chucky” Lozano y Julián Quiñones pusieron en serios aprietos al arquero ecuatoriano, Hernán Galíndez.
Sin embargo, la suerte sonrió al equipo dirigido por Sebastián Beccacece. Al minuto 14, un ataque liderado por Enner Valencia terminó en una falta del arquero Raúl Rangel dentro del área. Tras la revisión en el VAR, el árbitro Calderón sancionó penal a favor de Ecuador. Jordy Alcívar fue el encargado de convertirlo, empatando el marcador 1-1.
México continuó presionando con intensidad. La presión alta ejercida por Quiñones y Lozano, especialmente por las bandas, generó múltiples ocasiones de peligro, pero Galíndez se consolidó como la figura del primer tiempo gracias a sus oportunas atajadas.
La segunda parte comenzó con la misma energía que cerró la primera, el Tricolor seguía apostando al ataque con Julián Quiñones y Mateo Chávez, mientras que Ecuador respondía con la velocidad y potencia de Enner Valencia.
Sin embargo, los cambios realizados por ambos técnicos en busca de refrescar la propuesta futbolística alteraron el ritmo del encuentro. El exceso de faltas comenzó a cortar el juego constantemente, opacando el buen nivel mostrado en la primera mitad.
La tensión en el campo fue en aumento, y al minuto 70, tras una serie de infracciones no sancionadas, se desató un conato de bronca que culminó con amonestaciones para Erick Sánchez y César Montes por parte de México, y Joel Ordóñez por Ecuador.
El nivel de juego decayó en la parte complementaria, el descontento del público se hizo notar con abucheos desde las tribunas. Al final, el empate 1-1 dejó un sabor agridulce en un partido que prometía más y terminó debiendo.