Reflexiones sobre Terence Crawford, el conquistador del “Canelo” el fin de semana
Esta vez no hay excusas que valgan. Cada vez que en su extensa carrera Saul “Canelo” Álvarez conoció el Averno de la derrota, sus fanáticos encontraron, con el paso del tiempo, distintas formas de justificar cada caída. Contra Floyd Mayweather argumentaron inexperiencia, Saul tenía apenas 22 años, para explicar la superioridad pugilística de “Pretty Boy” frente al joven mexicano; y contra Dmitri Bivol una década después, responsabilizaron a las diferencias en peso y en alcance a favor del ruso como las causantes de su capitulación . En la debacle del sábado por la noche, apenas la tercera derrota de Canelo en el cuadrilátero, no hay pretexto alguno. Terence Crawford es mayor que él, y subió dos categorías para vencerlo inobjetablemente. Además, lo hizo sin recurrir a ninguna argucia vedada o antideportiva. De hecho, prácticamente no abrazo a Álvarez en casi todo el combate. Simplemente lo supero por que fue muy superior desde su locomoción, su estrategia y sobre todo su técnica.
Durante todo el combate Canelo no pudo descifrar el elusivo estilo de pelea de su oponente. Bud Crawford es la evidencia tangible que el boxeo más allá de fuerza o la potencia de los combatientes es un deporte que privilegia la inteligencia. Pegar y no dejar que te peguen es la clave para salir victorioso. Y en ese eximio arte de permanecer inalcanzable para sus rivales Terence Crawford, como reflexionaban los comentaristas norteamericanos en la velada del sabado, Terence Crawford es poesía en movimiento.