Se llenaron de incertidumbre. Cuando Jannik Sinner primero, y luego Lorenzo Musetti, rehusaron jugar este año la Copa Davis por su país, inmediatamente los hinchas y críticos italianos pensaron que se les venía la noche. Volver a disputar la final y tentar nuevamente el título sin ellos parecía absolutamente improbable. La sensación general era que serían destronados. Filippo Volandri, el capitán italiano, lo tomó con calma. “Pippo” tenía otros planes.
Ante las ausencias de sus dos mejores tenistas, los azzurri recurrieron, para enfrentar a Bélgica en semifinales, a la experiencia del siempre confiable Matteo Berrettini y al enorme potencial del ascendente Flavio Cobolli. La apuesta no pudo ser mejor. Italia derrotó a los flamencos sin necesidad de esperar al partido de dobles. En primera instancia, Berrettini, con mucha mayor autoridad de la esperada, venció al sorprendente Raphael Collignon en dos mangas por 6-3 y 6-4. Luego llegó el tiempo de la epopeya: en un encuentro tan inolvidable como dramático, Cobolli salvó siete pelotas de partido para imponerse a Zizou Bergs, primera raqueta belga, por 6-3, 6-7 y 7-6.
Volandri manifestó tras la victoria que, sobre el final del juego, le pidió a Flavio que “lo anhelara un poco más que su rival”. El triunfo deposita a los italianos en la final por tercer año consecutivo. Son los actuales bicampeones y esperan al ganador de España o Alemania para decidir quién levantará la gloriosa Ensaladera en este 2025.
